sábado, 28 de noviembre de 2009

Vasco no hacés caso

Un mundo que quiere verte,
vos no abrís los ojos ni lucís dulce sonrisa
pero sí carcajadas de pulpería de ayer.
Vasco no hacés caso porque así te hiciste
así te hicieron, así estás siendo;
porque para vos no hay secretos que revelen.
No hay palabras ni gestos que permitan;
decís que si el cielo viene cargado nadie lo esclarece
por eso Vasco no hacés caso,
porque tenés aprendido que no existe buen patrón.
Ninguno te duró mucho y ellos creyeron uno a uno
que el que no duraba eras vos.
Tu lomo es cosa bruta;
sólo llorás cuando los que se van
se van o se los llevan
de pronto y sin saludar.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Clavo y Canela no hacen caso

Todo intento es en vano
andan libres como el ave
no hay lazo ni cobre que las amarre.
Clavo y Canela no hacen caso,
disparan en las tardes nubladas
por decir, cuando se les da la gana.
Escapan de todos pienso
cuando sólo escapan de mí, quiero.
Por ahí se rascan las costillas
con la corteza de un árbol, se aplastan;
chupan de baldes y botellas
hacen amigos para siempre.
Clavo y Canela son de esas
a las que nada le alcanza.
Yo siempre espero que regresen
para acariciarlas, soplarlas y besarlas.

martes, 24 de noviembre de 2009

viejo book

Hacés caso? Segunda Parte... la primera viene después.

















lunes, 23 de noviembre de 2009

LCD or LSD - Tres

Si somos prisioneros de aquella caverna que Platón diseñó entre culeo y culeo podremos disponernos entonces a desconfiar del desquicio de las teletransmisiones. Desde donde se oculta, finge a–sombra la verdadera realidad. Esa que no es única y ha sido -está siendo- acallada en el mismísimo mundo este.
Siete continentes impuros
de competencia absurda
se puede tratar de
quién está más cuerdo
quién tiene mejor resolución
quién más cubierto en mierdas
quien más desamparado
la apología puede revelarse
desde el buen o el mal vivir
el usuario elige, al menos imita
hace de cuenta, juega a que
aparenta que decide, pero…
sólo ve sombras proyectadas
deliberadas-mentes...

domingo, 22 de noviembre de 2009

LCD or LSD - Dos

Aún si
las siglas no son arbitrarias
el coco puede estar así de obtuso
alucinando ficciones extrañas
con unas u otras
alucinando dije
realidades macabras
con unas u otras
cuál será amor mío
la ficción más peligrosa
la realidad disfrazada
la ficción menos sana
la realidad más guionada…

sábado, 21 de noviembre de 2009

LCD or LSD - Uno

Pido que este no-espacio no permita sobrevolar falsos espíritus heroicos de justicias en sangres. De eso ya hubo demasiado. De eso estamos teniendo, a perpetuidad.
Mejor sospechar que este no-espacio vive en la mentira y se relame en ella.
Así podremos desasnar su lengua travestida. Que importa un carajo.

Salgo de la cripta
(esto disimulo)
Y quiero atropellarte
si estás ahí
frente a un monitor modelo
quiero andar sin líquido en frenos
-técnicamente desenfrenado-
por este planeta sin guarda rails
que de peligroso tiene mucho o poco
según mire uno con o sin sus ojos.

viernes, 20 de noviembre de 2009

M. S.

La cuestión se trata entonces de ningunear a la muerte, no?
De darla por tal como es, inerte y pálida, mínima.
No facilitarle más prensa mental de la que requiere.
Ahora el hambre, para quien nunca la sintió puede parecer algo lejano abstracto. Y la palabra puede adquirir el mero-valor-mero de slogan sensible.
Claro que detrás de hambre vive mentira.
Mentira de Siglos. De casi siempres.
Mentiras en singular y de orden mundial.

Mentira que inventa miedo a la muerte y no al hambre.
Ahora entonces mentira es digna de muerte, y no de hambre.

jueves, 19 de noviembre de 2009

S. D.

No sé si podré ayudarte a encontrar algún sentimiento.
Porque en el fondo sabés que en los ratos libres estás realmente vivo y en el resto -la gran mayoría- del tiempo: cuasi mortem.
Y ese fondo puede que sea oscuro como el hambre, como la muerte.
Aunque si hablamos con propiedad, difícilmente algo sea más oscuro que el hambre.
Ni siquiera la muerte…
Pues asumiré entonces, Sin Dramatismo… más oscura que la muerte es la vida, y eso no está nada mal.
Pero sí el hambre.

martes, 17 de noviembre de 2009

de ir

voy entre las sombras como una sombra
voy entre las voces con mi único grito
voy en silencio que es mi único grito...

sábado, 14 de noviembre de 2009

después viene lo peor.

Luego de charlar con quien en algún momento fue mi tutora -y esto es verídico- caí en la cuenta de que día a día emprendo un viaje en el tiempo. Pues voy a la escuela y vuelvo allá, al siglo 19 o al 18, que bochorno…
Los niños llegan tarde o temprano
forman en el patio para ver
la bandera nacional en el aire flamear
luego saluda la directora autoridad y se van
a sus búnkers a esperar
unas palabras…
- Silencio!, para hablar levanten la mano
Dice el maestro, sin levantar su mano.
Y este es el inicio del viaje. Después viene lo peor…
La clase. La enseñanza.
El tiempo y el espacio. La gradualidad. El espanto.

viernes, 13 de noviembre de 2009

di vago

Mientras sigo elaborando el vuc ¿haces caso? (que consistirá en un video clip y un relativamente extenso post) Divago un poco:

de vago por aquí, esta cápsula global de Internet donde los que no tienen voz no hablan, como en el mundo real. No te escandalices, o mejor sí.
Pero hoy vengo de vago y perezoso, de eso se trata la actividad del escriba que admira vientos del este y el oeste. Que viaja con Gilda y su piel colombiana. Que se refriega con los chismes del barrio, que parte de distancias rotas, fronteras promiscuas, alpedistas. Fronteras de gusto.
Pero algo de todo el afecto que tenemos por los otros nace de un no sé porqué. De una intuición primitiva. De una espera interminable por ese abrazo caracol que hermana tribus y dialectos, idiomas si querés.
-
Hace varios años venía pensando algo por el estilo; y se lo comenté a la gente que anda la calle y no me interpretaban, bah! no me sabía explicar... como ahora.

martes, 10 de noviembre de 2009

Muros- de Galeano

a la espera de la proxima señal resulta prudente compartir alguna cosilla de mucho mayor porte que lo que uno hace

Muros, de Eduardo Galeano
El Muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la Infamia, la Cortina de Hierro...
Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros han brotado, siguen brotando, en el mundo, y aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada.
Poco se habla del muro que los Estados Unidos están alzando en la frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla.
Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y de aquí a poco será quince veces más largo que el Muro de Berlín.
Y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que desde hace veinte años perpetúa la ocupación marroquí del Sahara occidental. Este muro, minado de punta a punta y de punta a punta vigilado por miles de soldados, mide sesenta veces más que el Muro de Berlín.
¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos? ¿Será por los muros de la incomunicación, que los grandes medios de comunicación construyen cada día?
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En julio del 2004, la Corte Internacional de Justicia de La Haya sentenció que el Muro de Cisjordania violaba el derecho internacional y mandó que se demoliera. Hasta ahora, Israel no se ha enterado.
En octubre de 1975, la misma Corte había dictaminado: “No se establece la existencia de vínculo alguno de soberanía entre el Sahara Occidental y Marruecos”. Nos quedamos cortos si decimos que Marruecos fue sordo. Fue peor: al día siguiente de esta resolución, desató la invasión, la llamada Marcha verde, y poco después se apoderó a sangre y fuego de esas vastas tierras ajenas y expulsó a la mayoría de la población.
Y ahí sigue.
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Mil y una resoluciones de las Naciones Unidas han confirmado el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.
¿De qué han servido esas resoluciones? Se iba a hacer un plebiscito, para que la población decidiera su destino. Para asegurarse la victoria, el monarca de Marruecos llenó de marroquíes el territorio invadido. Pero al poco tiempo, ni siquiera los marroquíes fueron dignos de su confianza. Y el rey, que había dicho sí, dijo que quién sabe. Y después dijo no, y ahora su hijo, heredero del trono, también dice no. La negativa equivale a una confesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado un país.
¿Lo seguiremos aceptando, como si tal cosa? ¿Aceptando que en la democracia universal los súbditos sólo podemos ejercer el derecho de obediencia?
¿De qué han servido las mil y una resoluciones de las Naciones Unidas contra la ocupación israelí de los territorios palestinos? ¿Y las mil y una resoluciones contra el bloqueo de Cuba?
El viejo proverbio enseña:
–La hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud.
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El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes. Cuando lo practican las naciones dominadas, el patriotismo se hace sospechoso de populismo o terrorismo, o simplemente no merece la menor atención.
Los patriotas saharauis, que desde hace treinta años luchan por recuperar su lugar en el mundo, han logrado el reconocimiento diplomático de ochenta y dos países. Entre ellos, mi país, el Uruguay, que recientemente se ha sumado a la gran mayoría de los países latinoamericanos y africanos.
Pero Europa, no. Ningún país europeo ha reconocido a la República Saharaui. España, tampoco. Este es un grave caso de irresponsabilidad, o quizá de amnesia, o al menos de desamor. Hasta hace treinta años el Sahara era colonia de España, y España tenía el deber legal y moral de amparar su independencia.
¿Qué dejó allí el dominio imperial? Al cabo de un siglo, ¿a cuántos universitarios formó? En total, tres: un médico, un abogado y un perito mercantil. Eso dejó. Y dejó una traición. España sirvió en bandeja esa tierra y esas gentes para que fueran devoradas por el reino de Marruecos. Desde entonces, el Sahara es la última colonia del Africa. Le han usurpado la independencia.
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¿Por qué será que los ojos se niegan a ver lo que rompe los ojos?
¿Será porque los saharauis han sido una moneda de cambio, ofrecida por empresas y países que compran a Marruecos lo que Marruecos vende aunque no sea suyo?
Hace un par de años, Javier Corcuera entrevistó, en un hospital de Bagdad, a una víctima de los bombardeos contra Irak. Una bomba le había destrozado un brazo. Y ella, que tenía ocho años de edad y había sufrido once operaciones, dijo:
–Ojalá no tuviéramos petróleo.
Quizás el pueblo del Sahara es culpable porque en sus largas costas reside el mayor tesoro pesquero del océano Atlántico y porque bajo las inmensidades de arena, que tan vacías parecen, yace la mayor reserva mundial de fosfatos y quizá también hay petróleo, gas y uranio.
En el Corán podría estar, aunque no esté, esta profecía:
–Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes.
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Los campamentos de refugiados, al sur de Argelia, están en el más desierto de los desiertos. Es una vastísima nada, rodeada de nada, donde sólo crecen las piedras. Y sin embargo, en esas arideces, y en las zonas liberadas, que no son mucho mejores, los saharauis han sido capaces de crear la sociedad más abierta, y la menos machista, de todo el mundo musulmán.
Este milagro de los saharauis, que son muy pobres y muy pocos, no sólo se explica por su porfiada voluntad de ser libres, que eso sí que sobra en esos lugares donde todo falta: también se explica, en gran medida, por la solidaridad internacional.
Y la mayor parte de la ayuda proviene de los pueblos de España. Su energía solidaria, memoria y fuente de dignidad, es mucho más poderosa que los vaivenes de los gobiernos y los mezquinos cálculos de las empresas.
Digo solidaridad, no caridad. La caridad humilla. No se equivoca el proverbio africano que dice:
–La mano que recibe está siempre debajo de la mano que da.
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Los saharauis esperan. Están condenados a pena de angustia perpetua y de perpetua nostalgia. Los campamentos de refugiados llevan los nombres de sus ciudades secuestradas, sus perdidos lugares de encuentro, sus querencias: El Aaiún, Smara...
Ellos se llaman hijos de las nubes, porque desde siempre persiguen la lluvia.
Desde hace más de treinta años persiguen, también, la justicia, que en el mundo de nuestro tiempo parece más esquiva que el agua en el desierto.
Página 12, 23/04/06

miércoles, 4 de noviembre de 2009

abrir los ojos

Ahora que – naturalmente- se termina esta parte del vuc confío la certeza de caracol que anda solo con su estrategia hogareña a cuestas, vagando humedades de clorofilas y rocíos.
Por su lado lombriz ya ha caído en boca y experimentado muerte propia. Hormigas urgentes diminutas y bandidas han cuestionado a su reina y así, sufrieron- ganaron destierro para siempre.
Por su lado napas de agua se agotan o conta- minan. Mesopotamias se inundan, naturalezas se arrodillan ante el hombre material, que siempre hace caso. Hasta el cansancio.

Pe no todo es gris. Amapolas florecen puras. Silvestres en tierra o en algún cacharrito. Donde sea, amapolas abren ojos.