miércoles, 9 de junio de 2010

Historias de lobos - uno-

"Quiso romper al tiempo y se la agarró con las torres del Chocón"
Puede que esta parte del relato nada tenga que ver con los textos previos a las bodas del cordero; pero en las historias de lobos siempre hay algún perro, siempre un margen, una grieta.

En realidad lo que buscó fue romper al tiempo y el tiempo no es cosa que se rompa, entendió “toda una vida planeando el siniestro y este jodido ni se rasga” encontró. Obligaciones. Oyó contar historias de lobos en montes de verde frío lodo. Historias milenarias de lobos milenarios, mágicos como el árbol, corazones que si te embroman te embroman en otoño y verano.

Lo sé, todo este tiempo ha estado oyendo historias de lobos. En sórdido reposo de noche pronta, ha podido escuchar palabras balar sobre peores corridas; rajadas de sanputa y recuerdo bravo. Amargo era hombre al decir pausado, sombrío. Al simple oír descubrió baches en memoria llana, fragmentos absurdos de Urquizas y Morenos piantados en esquina, si hacía falta hasta el mediodía. Próceres prusianos en la misericordia de aquel ombligo despronviciado, que desde lo más temprano constituye.

Atendió citar a don Alfredo, murmurar hacedor de historias que reivindican ausencias y presentes vagos como de “una bailanta con acordeón, ante la luna con el sol… por una noche no fui peón, hombre volví y en eso estoy". Historias de lobos que nunca han podido regerenciar plegarias abstractas; pues ha oído contares de lobos asechando la escarcha, el andar del mestizao non santun que siempre malogra forma y entiende silencios. Aprende.

“Se pudre en historias de lobos” recité.

2 comentarios:

  1. saludo con alegría poder leerte
    bárbara esta historia de lobos,
    de verdad que me gustaría tener un libro tuyo
    de hecho he descargado varios textos y los voy guardando
    para releer

    te mando un gran abrazo

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