“El perro mueve la cola y los chicos piden pochoclo...” Algo de tumba en el recuerdo liviano sintió, era viento en la frente y distancia en el alma; su herida no sana con el tiempo y se jacta de esto desde la primera infancia.
Algo amarillo en sus ojos de lobo intentó esconder.
Como usted se habrá dado cuenta no será más que un animal propio el núcleo de estos contares, donde cada uno se disimula en cueva oscura -sin tiempo para moralejas- y se hace en eco de murmullos de antaño que nunca importan demasiado. Sin templo y despojado de casi todo vive el germen de celo enfermo en estas historias de lobos. Mientras el hambre siempre joda, la sed del deshidrate hasta las tetas goza y es poco menos que una nana grave, un placer de vida en tragedia.
Entonces sed, en estas historias de lobos.
Anda encorvado -como se suponía- huérfano de aquellos relatos que lo hicieron temerario. Ahora es un natural que sufre las más extrañas geografías que no son complejas ni poseen intrincadas características, justamente su extrañeza es proporcionada por “una sencillez escalofriante”. Minerales, decadencia, una carga tremenda en su espalda, un peso que no es de roca ni de metáfora, sino huesos en franca flojera. Anda solo a fuerza de lomo gastao, esperando en mansedumbre un final de epopeya. Así, puede pasar una vida, aguardando aventuras de amor que lo dignifiquen, pero no.
Sabe y silencia ese pasado para temer, siempre cuentan. Él mismo fue quien acertó una a una las más decorosas historias de lobos. Así aprendió muecas de redención y sueños brillantes. Pero en perinola le tocó soledad y paranoia, como era de esperar, y yace sólo y triste hasta en las más fogosas orgías.
Por eso anda retardado en sus memorias: parco en el habla, casi mudo y sediento -se ha dicho- siempre sediento. Si fuera otro gozaría algún tipo de plenitud, de licencia por sabiduría, mientras él supo sabe, seguirá silenciando, cienes de líneas lava-bocho acontecen a las bodas del cordero… “Es interesante mencionar que en lugar del hombre sacrificar animales a Dios, es Dios quien sacrifica hombres a los animales”
"Pero eso es de otro tipo de historias" sonrió.
me llevo estas historias de lobos...espero poder devolverte algo digno
ResponderEliminarun gran abrazo