Claro o no tanto que hablo en códigos algo difusos, pues me entiendo sospechando la pena de escribir desde una libertad de encierro. De ante manos nos centramos en cierto resguardo: no nos encontramos ante una verdad claramente precisada en las Sagradas Escrituras.
Entonces será descartada cualquier tipo de red como sitio que proponga solucionar libertades reprimidas. Lo cierto es que-eso-que tanto buscamos está allá afuera. Acierto melodrama en foco extraviado, como en tantas otras cosas; por más que en-este-aquí-virtual nos podamos encontrar gentes interesantes afines a los mismos o parecidos fines, los verdaderos encuentros se dan a lejana distancia de pantallas y teclados y dobles o simples clics. El vientre vive afuera. Donde no estamos a salvo de la premeditación ligera de lo comunicado. Lo absurdo está en el pellejo.
En mi caso hace un tiempo caí en esto de publicar las anotaciones de propia autoría en este rincón; que no es mucho más que una suma de improvisaciones en derrape, recitados que han sido pronunciados tan sólo una vez.
Claro que mucho no me interesa formar parte de ningún club de poetas. Ni de ningún tipo. Y claroscuro también este institucional, que-promete-que no pretende ejercitar apología. Sino más bien profundizar autocríptica.
PastorCuatro
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