jueves, 18 de marzo de 2010

amarillo y rojo


“Mamá, tu cielo tiene nubes negras”
dirá la niña. Quien, al desperezarse y observar el techo descubrió humedades multiformes, el mejor fruto que se le ha visto a toda gotera. Su madre, sometida al escarmiento contestará “más respeto, que ese también es tu cielo”.

Así el día habrá iniciado. Cada una y cada cual en compañía de su propia soledad; quien nunca emigra del cuerpo ni de la conciencia.

Cientos de años antes, otroros agoreros ya han sabido pronunciarse y fijado sus bases sobre para qué vinieron a este mundo. Ellos fueron quienes sentenciaron que: “jamás nos olvidaremos de los mártires del circo romano, los de la Reforma, y los más recientes que murieron (y están muriendo) en las cárceles de Rusia, Rumania y China”.
Pues los sostenedores de esta plegaria y muchas otras que anteceden a la boda del cordero, se encienden en esto de ser los mejores retransmisores del miedo a todo y sobre todo, miedo eterno a todo pensamiento que vincule, al pueblo con la libertad.
De ahí sus omisiones. Pues en la lírica de su jamás olvidar no hacen otra cosa que proteger su dulce hogar. Su imperio.

Cada cual cuida entre algodones a sus buenos mártires, diré y seguiré camino, como quien por aquí no ha pasado.

1 comentario:

  1. Es que la libertad angustia demasiado diría el maestro Sartre...el libre albedrío se ensombrece tras los fantasmas del miedo a la elección.

    Tal vez por eso nos aferremos a nuestros mártires pasados.

    Maravilloso como siempre y como pocos.

    Un beso

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