No quiero excluir de este anecdotario de ciclo climas a todos aquellos que tienen gas larutan en sus hogares, pero de hecho acabo de hacerlo.
Asique el sol comienza a asomar, plantas a brotar, cardos a cardear y ombligos a enamorar a los que aún no lo están.

Así uno puede ir y venir desprevenido de consuelos y brújulas, uno puede andar en cuero sin frío en las costillas y circundar al costadito de aquel camino sorete que siempre llega a Roma.
Y en un reposo de pureza emocional se puede apuntar que muchos de los que queremos cambiar el mundo podríamos empezar a cambear nuestra vereda-nuestra cuadra. Ojo que esto no es más que una referencia metodológica enmarcada tan solo en la serenidad de cielos despejados y soles y pájaros. Casi por primera vez, no quiero enviar dardos envenenados. A nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario