Si bien uno escribe desde la cripta no vive en ella. En este caso vive en pueblo de calles de tierra, con trenes fantasmas y animales que dedican su vida al engorde para ser devorados tarde o temprano.

Entonces uno espía por la ventanita del sauce al monte de las aves, quienes desde el aire comandan la naturaleza circular del propio monte; él yace desde tiempos tempranos.
Uno espía deambular las mariposas que conviven con glifosatos que trajeron los humanos. Uno espía y encuentra criterios en común; esta mariposa nunca podrá ser pontiac ni tecnicolor, pero sí ejercitar su aleteo y sobrevolar paisajes, geografías.
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